El equilibrio entre precio y cobertura
En época de crisis todos intentamos minimizar gastos, sin embargo hay situaciones en las que supone un error recortar. Un restaurante puede reducir costes en la marca de la botella de agua, pero no puede hacerlo apagando las luces y, mucho menos, ahorrar en calefacción o aire acondicionado. Es una tontería desconectar la cafetera y encenderla solo si te piden un café porque consume mucho. La psicosis de recortar nos hace cometer errores irreversibles, como en el caso de los seguros cuando declaramos menos valor del que corresponde. Esto se llama: infraseguro.
¡Que peligroso añadir más riesgos! Y lo peor… creer que tienes todo en orden. Porque si además de los riesgos naturales que existen, prescindes de un seguro en condiciones, lo único que consigues es empeorar el posible panorama en caso de siniestro.
Un infraseguro, para definirlo bien, supone que contratas una póliza y otorgas al bien garantizado un valor inferior al que realmente tiene. En efecto, “aparentemente” te ahorras un poco de dinero al contratar, pero te deja en el aire si algo llega a ocurrir.
Para explicarlo mejor, te voy a poner un ejemplo: tus muebles y enseres tienen un valor de 60.000 euros, pero los aseguras únicamente por 30.000 y ocurre un accidente. Te van a indemnizar en la proporción que has asegurado, es decir un 50%. Pero tu error es creer que estás cubierto hasta 30.000 euros y no es así, porque en caso de siniestro te indemnizarán aplicando la misma regla proporcional.
En seguros tú no compras una póliza, compras una cobertura y para eso tienes que saber que no hacerlo correctamente tiene graves implicaciones.